domingo, 11 de septiembre de 2011

Decisión

Había llegado el momento de decidir. O seguía teorizando sobre la vida o vivía. Debía dejar de cobijarse en la memoria. Abandonar la nostalgia y el ansia de esperar su llegada. Dejar de esperar. Abandonar la tristeza.

Los años habían pasado y el destino siempre la había puesto en el mismo lugar. Una y otra vez sentada en la estación, sola en los atardeceres. Esperando

Ese día comprendió que nadie debía venir, que nunca hubo nadie que tuviera que venir. Y se preguntó por qué había tardado tanto en darse cuenta. No se lo supo contestar, pero pensó que mientras esperaba había echado unas profundas raíces. Entonces, recordó su infancia y se vió arrancada de cuajo una y otra vez, llevada de estación en estación, sin arraigo y sin lugar.