domingo, 8 de marzo de 2015

Lo imposible del amor

Si no es locura no es amor.

Todo desencaja suavemente
y asoman cosas del pasado
con sonido a guitarra, a bandoneón
un melancólico cantor
un olor a café

Y esas ganas de abrazarte ...

Cómo decirte ...

Así es lo imposible del amor

Ingenuidad la de querer retenerlo.

Gracias que hoy te reencuentro
en los intersticios de mi mente
sin saber siquiera
si aún persisto o si vivo allí
en ese espacio de belleza envolvente
ni si aún estás ahí.


No dejaré de intentarlo

¿​Cómo escribe un escritor?​


​ Mi escritora interna que nunca fue, ve que todos los ojos miran.  Mira los ojos que miran. Es un punto extremo; las pasiones quedan en suspenso; lo que sigue es la muerte. Hay que hacer algo. 


Los minutos pasan...  

L​o vivido está en la memoria; mi historia es una de todas las posibles, lo que vale es que a alguien le interese que yo se la cuente. Pero no soy poeta. El poeta sabría enlazar esas imágenes y las deslizaría hacia tus oídos o haría que las leyeras en eco. ¿Eres alguien inexistente? 


​Esta historia comienza con aquel sonido lejano, de ciudad viva, de algo misterioso que llama mi atención, de anónimo ajetreo, de sitio turbio, de lugar inevitable. Inútil es resistirse -pienso- indefectiblemente hacia allí debo ir. No lo deseo, lo se. Quiero que se detenga el tiempo, quedarme allí, en esa habitación tórrida, semi oscura, cerrada. Es la conciencia la que está asomando a mi mente. Conciencia de una realidad que sospecho, que no conozco, que me espanta, a la que voy a ser arrojada sin remedio. Me veo sola, caminando adelante, sin saber adonde, sin miedo. Me hicieron creer que podía, que había algo que se llamaba vida, que había que vivirla. Yo no entendía, pero sabía que no podía no crecer, que ninguna resistencia lo impediría. 

Corrían los imborrables días de noviembre de 1961, cuando las cartas estaban siendo echadas.